El qué dirán: miedo a ser yo mismo.

     Últimamente me pregunto qué es ser normal, real, anormal, distinto, perfecto… Y quién es el que define dichos aspectos y los clasifica según su importancia. Dicen que para ser alguien en esta vida necesitamos ser normales y ajustarnos a lo que todo el mundo dice que debemos ser. Tener una buena casa, un buen trabajo, ir a la moda, tener un buen cuerpo, una buena cara, ser amables, no estar tristes ni de mal humor, ser condescendientes, admirar a quienes más tienen, admirar al dinero, ser otro… Pero, ¿qué es tener algo bueno?

     Dicen que tener unas medidas 90-60-90 o unas que se acerquen a eso, o tener el vientre plano, estar musculoso, hacer dietas… eso es estar bien. Todo lo demás, pues, según esa definición, es lo anormal, lo imperfecto. Lo asqueroso de ver a la vista. Porque la mujer que tiene barriga es fea de ver, o eso dicen. Porque el hombre que no hace pesas y va poco al gimnasio o hace poco deporte es un vago. Entonces aparece la operación bikini con toda su gran maquinaria. Ejercicios para perder grasa, alimentos… Y si llegado Junio, mes de apertura de piscinas, no estamos «bien» todo el mundo nos mirará con desprecio por no ajustarnos a los patrones establecidos de belleza. Porque para ir a la playa es necesario tener un «cuerpo 10» y quien no lo consigue es que simplemente no se ha esforzado lo suficiente. Pero hay quienes lo hacen y caen en la bulimia, la anorexia o la depresión. Y aún seguiremos mirándoles con desprecio.

     Dicen que para ser alguien en la vida hay que ser un gran trabajador, infatigable, que gane cantidades ingentes de dinero y tenga una buena casa, un gran coche. Tenga fama, venda muchos libros, discos, pinturas. O sea un gran publicista, médico de éxito, periodista galardonado, empresario de portada. Alguien que pueda marcharse de vacaciones en verano a lugares inhóspitos. Pero definamos bueno. ¿Qué es una buena casa? ¿Una que sea grande, espaciosa y llena de muebles? ¿Una con la que podamos presumir? ¿A pie de piscina o de playa? ¿Una que esté en un barrio residencial? ¿O una que nos dé cobijo y en la que a pesar de su pequeñez nos sitamos a gusto?

¿Qué es un buen trabajo? ¿Aquel en el que nos vendemos por dinero? ¿Aquel donde a pesar de no gustarnos podemos pelotear? ¿Aquel que todos podrían llegar a aplaudir? ¿Aquel que no disgusta a nadie salvo a nosotros? ¿O uno en el que sintamos mariposas y vayamos todos los días con una sonrisa aunque ganemos poco?
¿Y qué es el dinero sino trozos de metal y papel?

Dicen también que hay que ir a la moda. Que tendríamos que vestir de una determinada manera. Dicen también que deberíamos salir de juerga o hacer actividades ociosas que la mayoría contempla como lógicas. ¿Realmente lo son?

     Dicen que hay que comportarse bien. ¿Y qué es eso? Dicen que hay que ser normal. Alguien que me lo defina.

     Dicen, dicen, dicen…. Todos tienen algo que decir. Pero el concepto de belleza cambia con cada siglo. Antes las mujeres no tomaban el sol porque era feo. Antes la gordura era símbolo de belleza. El concepto de grandiosidad también cambia según la ideología. Hay quienes quieren acumular y quienes quieren repartir. Los conceptos cambian con el tiempo. El prisma con el que observamos la realidad depende de la época en la que asomemos la cabeza. Y sin embargo, nos agarramos a ellos para no destacar aún cuando lo normal es otra cosa. Si miramos a nuestro alrededor todos tenemos curvas, canas, celulitis, barriga, pelos, mal aliento, nos huelen los pies… Y eso, mal que nos pese, es ser humano, ser real.

¿No es acaso el miedo a hablar en público miedo al qué dirán? ¿O la operación bikini? ¿O ir a la moda? ¿O salir a según qué sitios? ¿No es acaso miedo a ser real y ser rechazados por ello? ¿No queridos?

     Porque cuando no cumplimos con los cánones se nos rechaza, se nos juzga e incrimina pero si intentamos cumplir con ellos nos frustramos porque no llegamos al objetivo. Y sin embargo, cuando somos imperfectos es cuando somos nosotros mismos y somos felices.

Un pensamiento en “El qué dirán: miedo a ser yo mismo.

  1. Como siempre digo: Me gusta y no me gusta. Estás en mi cuerda, no es algo raro que ocurra y no sé trata de que escribamos lo mismo. Tú escribes tu visión del asunto y yo el mío y ¡No tenemos que coincidir! O ¿Sí? Creo que, en algunos aspectos ¡al menos! En los básicos, en los esenciales, en los fundamentales ¡Sí! Porque no se trata de que tenga que ser así como para que sea bonito, es que todos los viajes comienzan con un paso y siempre los primeros pasos están marcados por los mismos defectos generales y las mismas típicas intenciones, que terminan siendo sus características.
    Saludos.
    Eduardo N. Cordoví Hernández

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